Creando el nido: bienvenidas a ANIDA
Son muchas las veces que digo a las personas a las que acompaño que tengo muchos años ya, para bien y para mal, también digo. En este cumplir años he ido aprendiendo, gracias también al proceso terapéutico y siempre en la relación con las personas con las que me he ido encontrando en el camino, lo que sí y lo que no quiero, y sobre todo el CÓMO.
Con mis 53 años puedo ir diciendo algunas cosas que quiero en mi vida con claridad. Algunas de ellas tienen que ver en CÓMO quiero que sean mis relaciones personales, mis proyectos y mi manera de trabajar. La magia de la vida escuchó mi COMO y nació ANIDA, fueron llegando pájaros al nido, diferentes en sus plumajes, su tamaño, sus cantos, su vuelo, y yo revoloteaba de alegría.
Tenía claro que las ramas en las que íbamos a anidar necesitaban ternura, libertad, mirada, respeto, … y un tronco fuerte que atravesara y sostuviera el nido: el CUIDADO. Una palabra grande y pequeña a la vez, con ritmos musicales, multicolores y texturas suaves y cálidas. Con olor a hogar, que no a casa, dónde se escucha el café y unos “buenos días” coloridos, dónde la ternura suena como melodía y la pregunta “Cómo estás” necesita una respuesta, la cual no tiene prisa porque el ritmo es lento.
Y comenzamos a volar… Ya hemos cumplido 3 años, ya no tenemos cuerpecillo de bebé, ya caminamos sin ayuda, aunque con permiso para poder tropezarnos aun con alguna esquina. Exploramos y vamos aprendiendo a expresar lo que queremos, ya sin rabietas, y si aparece alguna la acompañamos y abrazamos, sabemos quiénes somos y entendemos “yo soy” y el “somos”. Disfrutamos y compartimos oficio, aprendemos junt@s, l@s un@s de l@s otr@s e imaginamos nuestra propia manera, poniendo los CUIDADOS en el centro.
Como criatura de 3 años de vida tenemos muchas ilusiones, experimentamos muchas emociones y nos sentimos seguros/as solos/as sabiendo que los demás están cerca, entendemos aquello tan gestáltico de “lo mio” y “lo tuyo” y a veces, en ese aprendizaje también nos atascamos.
Las hadas nos acompañaron para crear un equipo, las personas que componemos ANIDA, y que damos sentido y contenido al proyecto, y que poco a poco hemos ido creando, sintiendo y construyendo este lugar que para nosotr@s es nuestro segundo hogar. Y a l@s que no dejo de darles las gracias, GRACIAS por poner corazón, cabeza, cuerpo y alma.
ANIDA huele a hogar, a veces a la comida que compartimos en nuestra pequeña cocina, a veces a palomitas que comen las criaturas que vienen a atravesar sus miedos, a cuentos, a respeto…
Y desde aquí encantad@s de invitaros a entrar en él. Seguimos creciendo, con tod@s vosotro@s y os damos las gracias siempre por vuestra confianza.
Arantxa García.
Directora y coordinadora en Centro ANIDA.
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